miércoles, 7 de octubre de 2009

el habla de los jovenes y sus caracteristicas.

Las lenguas, como las personas la hablan, no viven aisladas sino todo lo contrario: nacen, viven y se desarrollan dentro de una colectividad. De ahí que todo fenómeno lingüístico constituye un fenómeno social. El lenguaje es, en primer lugar, un fenómeno social, dado que se produce en la sociedad y se determina, por lo menos en parte, socialmente.

Como fenómeno social, la lengua particularmente la lengua moderna es un producto de la convivencia de las naciones, de modo que la integración de países y culturas produce, inevitable y necesariamente, el intercambio lingüístico, indispensable para facilitar la comunicación entre las comunidades que hablan idiomas distintos.

Así surgen, justificados o no, los vocablos prestados de otros idiomas. En verdad, cuando se produce un silencio en el vocabulario, la lengua echa mano del recurso que viene a llenar el vacío producido en el sistema. Por eso afirma Lázaro Carreter, en su Diccionario de términos filológicos, que “el préstamo es un extranjerismo incorporado al sistema” de una lengua que lo toma “bien adoptándolo en su forma primitiva, bien imitándolo y transformándolo más o menos”. Jacobson dice al respecto:
Todas las lenguas sirven para expresar cualquier experiencia de orden intelectual, sea cual sea la clasificación de la realidad que la subyazga. Cuando se produce algún hueco en la terminología, ésta puede adaptarse y amplificarse mediante el uso de préstamos, calcos semánticos, neologismos, adaptaciones semánticas o de circunloquios.

Los jóvenes, como se ha dicho, no hablan un lenguaje distinto y particular que los diferencie de la lengua común, sino una forma especializada; una jerga que utiliza el sistema de la lengua general con las normas fundamentales de su funcionamiento. De ahí que su vocabulario esté sometido también a la influencia de voces extranjeras.

Algunos préstamos se incorporan con la significación propia de la lengua extranjera, aunque a veces con una ligera variante en el significado. En tales circunstancias se trata de un préstamo simple. Los extranjerismos incorporados están adaptados a la pronunciación y grafía del español.

Los anglicismos penetran a través de la relación con otros jóvenes, algunos de los cuales han vivido en Miami; otras veces, por la música misma, el cine norteamericano, y en general por la misma penetración cultural de los Estados Unidos en nuestro país.

En el léxico de nuestros jóvenes, el término extranjero se incorpora unas veces sin alteración de su forma, pero sí en su sentido. Así, el vocablo blue (del ingl. blue, ‘azul’) para referirse a ‘quien no está a la moda’; o el caso de cousin (del ingl. cousin, ‘primo), que significa ‘amigo’.

En los fraseologismos, los préstamos consisten en tomar del inglés no sólo el significado, sino la forma interna, la composición léxica y la estructura gramatical. Puede ser total o parcial.

El préstamo es total (calco) cuando se toma prestada la forma externa e interna de la palabra, así como el sentido; por ejemplo, a la roca, del inglés on the roks (forma de servir la bebida sola con hielo).
Veamos unos ejemplos:
creysi (del ingl. crazi, ‘loco’): ‘loco, alocado’; peiper (del ingl. paper, ‘papel’): ‘papel para enrrollar la marihuana; bisne (del ingl. business, ‘negocio’): ‘negocio lucrativo’; mitin (del ingl. meeting, ‘reunión’): ‘reunión’; pipol (del ingl. people, ‘gente’): ‘gente’; púcher (del ingl. pusher, ‘vendedor de estupefacientes’): ‘vendedor de marihuana’.

Otras veces, los préstamos se incorporan al léxico del joven adaptados a la pronunciación y grafía del español, pero con distinto significado:
fai (del ingl. fight, ‘pelea’): ‘aplazado’, ‘reprobado’; filin (del ingl. feeling, ‘sentimiento, sensación’): ‘ambiente’; filin (del ingl. feeling, ‘sentimiento’): ‘modo de ser especial’.

Hay también préstamos cuya inserción puede ir acompañada de algunos cambios en la forma y con el mismo o con distinto significado. He aquí los casos identificados:
bróder (del ingl. brother, ‘hermano’): ‘amigo’; cronch (del ingl. crunch, ‘crujido’): ‘cansado’; invait (del ingl. invite, ‘invitar’): ‘invitación’; niúper (del ingl. new, ‘nuevo’): ‘nuevo’; esprin (del ingl. sprint, ‘carrera veloz’): ‘arribista’; troca (del ingl. truck, ‘camión’): ‘camión’.

Por último, podemos hablar de formas híbridas; es decir, términos extranjeros que van acompañados al comienzo o al final de un elemento perteneciente al español, como el caso de hamburgueson (compuesto del lexema del ingl. hamburger: hamburguesa, emparedado) y del sufijo español –on) ‘cachetón, de mejías grandes’; o el del verbo flitear (del ingl. fleet, ‘flota pesquera’) y el morfema español -ear: ‘perder el control por los efectos de la droga’. teacherona (del ingl teacher, ‘profesor’, y el morfema español -ona: ‘profesora hermosa’; uachar (del ingl. watch, ‘observar’ y el morfema español -ar): ‘observar’; join (del ingl. join, ‘unir, juntar): ‘cigarrillo’; golf (del ingl. golf, ‘deporte de golf’): ‘vago’; livin (del ingl. living, ‘vida, viviendo’): ‘marihuana regalada’; espid (del ingl. spead, ‘velocidad’): ‘efecto de la droga’; juai (del ingl. white, ‘blanco’): ‘drogado’; roler (del ingl. roller, ‘rodillo’): ‘patines’.

En el lenguaje de nuestros jóvenes encontramos, también, fraseologismos formados por una palabra española y un préstamo del inglés, en donde el conjunto adquiere una nueva significación:
de plein (plain, ‘plano’: de plano, ‘ciertamente’); al raun (round, ‘redondo’: ‘al rato, posteriormente’); al sofi (soft, ‘suave’: ‘al suave, despacio, lentamente’); hacerle suin (swing, ‘dar vuelta, hacer girar’: ‘hacer impulso o esfuerzo’); hacerse alka seltzer (alka seltzer, ‘marca de un producto efervescente’: ‘irse rápidamente de un lugar determinado’).


por: fernanda gallardo

martes, 6 de octubre de 2009

La lengua usada en chile como variante del español de la comunidad hispano hablante.

Español chileno:

El español chileno, castellano chileno o dialecto chileno es el dialecto del español empleado en gran parte del territorio de Chile, con pequeñas diferencias a lo largo de su área de distribución y a través de las clases sociales. Los otros dialectos del castellano que se hablan en el territorio chileno son el español andino y el español chilote. Esta variante suele considerarse una unidad independiente en los estudios para establecer las zonas dialectales americanas.1
A pesar de que en el ámbito doméstico se registran simultáneamente casi todas las particularidades que se describen más adelante, en situaciones formales las diferencias con el español estándar son mínimas y suelen restringirse a la pronunciación y a unos pocos elementos del léxico.
Léxico
Esta variante ha recibido aportes mayormente de idiomas autóctonos -como el quechua sureño y en menor medida el mapudungun-; del español rioplatense por la influencia de Argentina; y un número de palabras que trajeron los inmigrantes europeos no-hispanos llegados desde mediados del siglo XIX, incluyendo el inglés. En ciudades con un porcentaje alto de la población de origen inmigrante europeo no-hispano esto es bastante notorio, como por ejemplo en Valparaíso donde el porcentaje de palabras adoptadas del inglés es considerable
Quechua
La siguiente lista ilustra el gran número de palabras de uso cotidiano o rural de origen quechua meridional:
• llevar al apa = cargar a alguien en la espalda. Apai es llevar, en quechua.
• champa = pedazo de pasto o hierbas, también cantidad considerable de pelo.
• chacra = pequeña partición de tierra cultivable.
• chicote = correa usada para azuzar al ganado.
• choclo = mazorca de maíz fresco (también usado en Peru, Argentina y Paraguay). chuqllu, en quechua.
• cocaví = colación ligera para viaje. qukawi, mismo significado.
• cochayuyo = Un alga comestible, diferente a la que tiene el mismo nombre en Perú. Del quechua qhuchayuyu, "planta de mar".
• concho = sedimento al fondo de un recipiente, ultimo hijo de una pareja. En quechua qunchu.
• coronta = el zuro o marlo de la mazorca. en quechua qurunta.
• encachar = hacer bonito, atractivo. K'acha = bonito en quechua, también se transforma en verbo.
• guagua = bebé, wawa, en quechua.
• huacho = hijo ilegítimo, huérfano. Wajcha wawa, mismo significado.
• huasca = correa usada para azuzar al ganado. Waska.
• huincha = tira delgada de algún material flexible. Originalmente cuerda de un largo estandarizado, usada para medir (también en Argentina).
• nanay = caricia para calmar el dolor. En quechua, dolor.
• ojota = sandalia rústica usada por campesinos. ujuta, en quechua (usado también en Argentina).
• pirca = muro bajo de piedras usado en zonas cordilleranas. Pirqa quiere decir pared, en quechua.
• pita = cuerda
• pitearse una cosa = romper. En quechua pit'ai es romper algo en forma brusca, como se corta una cuerda tensa o un palo seco.
• yapa = aumento al hacer una compra.
• yuyo = Cierta hierba silvestre (Brassica campestris). En quechua, yuyu quiere decir hierba en general.



Mapudungun
Algunas palabras son de origen mapuche, como
• achunchar: apocarse, ruborizarse;
• cahuín, que ha tomado el sentido de un chisme, un enredo de «dimes y diretes» o, también, una fiesta algo clandestina o una batahola;
• chape: trenza;
• cufifo: medio borracho;
• guarén: rata noruega;
• malón: una fiesta;
• pichintún: un poco;
• pucho: cigarrillo;
• trapicar: atorarse con saliva;
• trifulca: un combate desordenado, una batahola.



Otras palabras de origen no hispano
Una expresión chilena característica es la afirmación ¿cachái? (de cachar), que significa «¿Me entiendes?», proveniente del verbo inglés to catch, que a su vez significa «atrapar», «comprender», «manejar». Sin embargo, los estudiosos de la evolución histórica del español en Chile lo suelen asociar a una degeneración del vocablo en desuso «catar», que se usaba de igual forma que el actual «cachar». Es más frecuentemente usado por la juventud. Especial mención merecen las expresiones de origen netamente europeo no hispano y algunos términos provenientes del inglés estadounidense, que fueron arraigándose poco a poco en el vocabulario chileno con la llegada de los inmigrantes europeos no españoles y con la influencia de la televisión:
• bifé (del francés buffet, aparador o gabinete, mueble con cajones),
• bistec (del inglés beefsteak),
• chucrut (del francés choucroute, o del alemán sauerkraut),
• guaipe (del inglés to wipe, limpiar o secar),
• jaibón (del inglés high y born, nacido en noble cuna, aristócrata),
• budín (del inglés pudding)
• jeep (de la marca estadounidense de vehículos todo terreno Jeep),
• queque (del inglés cake)
• chutear (del inglés to shoot, disparar, usado en el fútbol)
• referi (del inglés referee, árbitro)
• líder (del inglés leader, jefe o caudillo)
• parka (del inglés incorporado del aleutiano)
• living (del inglés living room, salón),
• marraqueta (posible origen francés, llamado también «pan batido» en Antofagasta, Valparaíso y otras regiones, y «pan francés» en Concepción, Temuco y La Serena),
• panqueque (del inglés pancake, masa dulce o salada),
• tincar (del inglés think, «parecer», «antojar»),

Otras particularidades
En el castellano chileno se hace uso abundante de palabrotas garabatos o disparates, en contextos completamente distendidos e informales para "destacar" una condición o situación y que generalmente están relacionados con la anatomía del aparato reproductor ya sea masculina o femenina. Son claros ejemplos reemplazar las frases «Estoy muy cansado» a «'Estoy hecho mierda», «Estoy cagado» o «Estoy pa la corneta»



Hecho por: francisca cabello
Julisa luck
Humanista.

jueves, 1 de octubre de 2009

Variedad lingüística en América latina




Nuestra página es un intento de presentar las distintas modalidades de comunicación verbal que caracterizan a América Latina. Para ello es absolutamente necesario entrar en el territorio de las definiciones. Para comenzar explicaremos por qué hablamos de “América Latina” (y no de Sudamérica o Ibero América) y luego desarrollaremos en extensión los conceptos que atañen a nuestro objetivo principal: las lenguas que usan sus habitantes en la interacción cotidiana.
América Latina
Elegimos esta denominación porque es un concepto sociopolítico que remite a una historia y a una cultura que supera el concepto geográfico de “América del Sur”. Si la historia y la cultura es la verdadera patria de los hombres, “América Latina” alude a la “patria grande” que integra a la mayoría de sus habitantes.
A partir de este concepto consideramos dentro de América Latina a aquellos países como Jamaica, Surinam, Barbados o Belice (por citar solamente algunos ejemplos) que, aún teniendo idioma oficial inglés, poseen pautas culturales similares con otros países latinoamericanos. Por las mismas razones históricas, quedan incluidas en la designación del término las comunidades originarias aunque hablen su propio idioma. Las lenguas amerindias más habladas en Latinoamérica a principios del siglo XXI: quechua, guaraní, aymará, náhuatl, lenguas mayas y mapuche.
El nombre de “América Latina” designa entonces un conjunto de países y comunidades que comparten -en mayor o en menor medida- períodos históricos similares (conquista, colonización, esclavitud, independencia) y rasgos culturales compartidos que devienen de ese pasado común de colonialismo y lucha.
Variedades del lenguaje
La sociolingüística estudia el lenguaje en relación con la sociedad. La lingüística separada de lo social es una disciplina restringida, queda encerrada en sí misma y se vuelve incompleta. Para entender el lenguaje es preciso también entender los aspectos sociales en el que se desarrolla.
El objetivo de este trabajo es dar espacio a las variedades del español tratando de despojarlas de las clasificaciones tradicionales y mostrarlas como instrumentos de comunicación de un grupo, así como también como elemento representativo de una historia, una cultura y una tradición. Para ello, primero, consideramos necesario analizar desde el punto de vista lingüístico y social las nociones de lengua, dialecto y registro. A partir de esta distinción, causas y consecuencias de su uso, podemos asomar a cuestiones que están relacionadas con situaciones de poder, posiciones sociales y la cuestión del prestigio y desprestigio que implica socialmente el uso de la llamada lengua y de los llamados dialectos.
Lengua
Establecer una distinción entre lengua y dialectos puede parecer a simple vista una tarea relativamente sencilla. Cualquier hablante no experto puede reconocer y diferenciar la lengua estándar de lo que se denominan dialectos, al menos, en el uso corriente. Sin embargo en la distinción de los fenómenos que esos términos designan se entretejen cuestiones de poder. Manejar la lengua implica poder decir, opinar, expresarse y, sobre todo, implica ser aceptado “socialmente” en determinados estratos sociales. “Hablar bien” ayuda a ser escuchado y respetado por el otro. Históricamente se entiende que “hablar bien” consiste en “hablar” la lengua que ha logrado, por razones políticas, imponerse sobre las restantes: la llamada lengua estándar o extendida. Los hablantes de los dialectos “entienden” tácitamente que “esa” lengua que ellos hablan, en muchos casos denominada jerga por quienes quieren denostarla, no les “servirá” para avanzar y ascender socialmente y tienen dos opciones: aceptar las supuestas diferencias o a hacer valer sus derechos y lograr la aceptación

Desde una concepción antigua la diferencia entre lengua y dialecto está delimitada por cuestiones que van desde lo funcional hasta lo político. Así, Hudson (1981) hace referencia a dos aspectos que se han tenido en cuenta para establecer la diferencia entre ambos: el tamaño y el prestigio. En cuanto al primer criterio de diferenciación, se dice que la lengua es más extensa que el dialecto. Aunque esta diferencia es fácilmente refutable debido a que existen dialectos que contienen más elementos que la lengua. El segundo criterio, mayormente aceptado por la comunidad científica (de la que tanto, como veremos, reniega Calvet), sostiene que el dialecto carece de prestigio como para ser usado en documentos formales, libros, etc. El proceso de estandarización de una lengua consta de cuatro etapas:
Selección: debe ser elegida como lengua única. Esta selección tiene gran importancia política y social. El criterio de selección no siempre es igual: por lo general se remite a una cuestión de prestigio pero, como sostiene Calvet, la variedad impuesta por los centros de poder es la que gana el prestigio .
Codificación: tiene que tener diccionarios y libros en donde figure su corrección e incorrección y quien la use debe aprender esas formas correctas.
Elaboración funcional: tiene que usarse en todas las funciones asociadas con el gobierno central y con la escritura.
Aceptación: tiene que ser aceptada por la población afectada. Este último rasgo siempre es discutido, ya que la lengua que logra imponerse lo hace por algún motivo político o de poder y no siempre con aceptación.


Dialecto
Las variedades del lenguaje se dividen en dos grandes grupos, las llamadas variedades horizontales o dialectales y las variedades verticales o registros
Como mencionamos anteriormente, conviven en una sociedad la lengua estándar y los dialectos. Arriba definimos brevemente la concepción antigua por lo cual se puede considerar lengua a un dialecto y no a otros.
Si nos referimos a dialecto, podemos decir, en una intencional simplificación, que son todas las variaciones léxicas, sintácticas, fonológicas respecto de la lengua estándar y son esos elementos lo que hace que una variedad sea distinta de otra.
En un intento de clasificación se puede decir que existen variaciones lectales que se identifican por las zonas geográficas, es decir, pueden distinguirse elementos lingüísticos que reciben el nombre de isoglosa; y existen también distinciones de tipo social: clase social, sexo y edad, los llamados sociolectos. Por ello, en muchas ocasiones los hablantes comparten un mismo territorio, pero no un mismo dialecto, porque no corresponden a la misma “comunidad”.
¿Qué es una comunidad? Autores como Lyons y Bloomfield relacionan la comunidad con el uso común de una lengua, los sociolingüistas como Lavob la definen como aquella que tiene normas compartidas y se comunica gracias a esas normas que comparte culturales y verbales, así como también las variedades lingüísticas. Hymes agrega el tema de las competencias comunicativas. Dentro de esta perspectiva etnolingüística, Gumperz (1982) sostiene que una comunidad lingüística es aquella que comparte las pistas de contextualización que permiten producir e interpretar el contexto. Es decir, entonces que en una misma zona geográfica vamos a encontrar variedades de lenguaje que se corresponden con distintas comunidades de habla y con distintas situaciones.
En las variantes situacionales Halliday distingue tres clases generales de dimensión que actúan sobre el lenguaje: el campo del discurso, el modo y el tenor. Estos tres aspectos conforman los distintos registros. El campo está relacionado con el tema, con los objetivos del discurso y con los conocimientos que el auditorio tenga del tema tratado. Este conjunto hará que la selección de términos, tecnicismos, construcciones varíe, según la situación comunicativa.
El modo guarda relación con el medio. Se tendrá en cuenta si es escrito u oral, si es una comunicación personal, telefónica, un discurso emitido por TV.
El tenor (o tono) es un factor de la situación que tiene relación con los protagonistas de la comunicación, tiene que ver con la relación con el oyente. El grado de compromiso con el texto que el anunciador presenta. Por ejemplo, puede presentar marcas deícticas de persona, marcas de moralización (evidentemente…creemos que…) Dentro del tenor, se pueden distinguir, también, el tono personal, lo que llevará a una selección de lengua formal o informal; y el tono funcional que se refiere a la intencionalidad (enseñar, convencer, explicar, ordenar, etc.).
Así es entonces que, respecto de la relación entre las variedades horizontales (dialectos) y verticales (registro) Hudson sostiene: “dialectos y registros suelen imbricarse considerablemente: el dialecto de un individuo puede ser el registro de otro. Así, por ejemplo, los elementos que una persona utiliza en todas las circunstancias, aunque sean informales, puede que sean utilizadas por algún otro en las ocasiones más formales. (…) Formas que son parte del dialecto del estándar son parte de un “registro” especial para el hablante no-estándar”.
Relación lengua-dialecto
Intentamos hasta aquí acercarnos a definiciones establecidas sobre lo que es lengua, dialecto y las distintas variedades del lenguaje. Pero las teorías más modernas cuestionan estas definiciones y proponen otra visión que es la que nos interesa para nuestro trabajo. Autores como Meillet, Ducrot, Todorov entran dentro de esta línea que sostiene que la diferencia entre dialecto y lengua no puede analizarse desde lo lingüístico, sino desde lo social. Calvet (1974) afirma: “La diferencia reside en un estatus adquirido. Pero la índole de ese estatuto y los procesos de su adquisición no resultan muy claros”. Y hace un recorrido de la relación lengua-dialecto en el siglo XVIII y XIX. Así, sostiene que en el primero predominaba la concepción de dialecto como aquello que es anterior, primitivo y de donde deriva la lengua. La comparación que se establece es la misma que entre salvajes y hombre moderno: de la misma manera que el otro, el anterior, el salvaje es un estadio antiguo de nuestra propia historia, lo mismo ocurre con las lenguas y se produce el fenómeno de la glotofagia en donde las lenguas de los otros viven como “fósiles de un estadio de nuestra propia evolución”. Es decir, basta con tomar los dialectos de los pueblos más salvajes para saber el origen de nuestra lengua. Pero esta glotofagia es un principio de racismo y una justificación de la implantación de una lengua sobre otras.
El siglo XIX, según el mismo autor, está más marcado por el racismo: aparece la idea de dialecto relacionado con lo provincial y con la antigüedad: “son restos, rastros, pliegues, que son asociados con una nobleza debida a la edad” y esto asegura raíces propias. Así, una lengua tiene posición geográfica y políticamente privilegiada frente a los dialectos que aparecen como sustratos de esta. Aparece con este concepto la idea de glotofagia. El uso de un dialecto no sólo es connotación de un lugar, sino del nivel cultural de una persona.
Según Saussure, la lengua sólo conoce dialectos, ninguno de los cuales se impone sobre otros. Esto implica un fraccionamiento indefinido. “Pero como la civilización al desarrollarse, multiplica las comunicaciones, se elige, por medio de una convención tácita, uno de los dialectos existentes para hacerlo vehículo de todo cuanto interesa a la nación en su conjunto”. A medida que se usa, este dialecto comienza a hacerse más complejo porque toma elementos de otros dialectos y lenguas. Esta concepción encierra la idea de que la diferencia entre dialecto y lengua no es más que política.
Pierre Bourdieu (1985) sostiene que se habla de regionalismos en función de ese patrón único que es la lengua oficial –entendida en él como una construcción asociada y producida por sectores de poder y que es a partir de eso que las otras formas de hablar quedan “reducidas” a dialectos. Esta diferencia jerárquica entre los modos de expresarse se traduce en las diferencias que se hacen entre los distintos grupos.
Variedades en América Latina
Explicados los conceptos de lengua y dialecto que permiten entender las distintas variedades de habla y el concepto de “América Latina” con el que trabajamos, nos queda explicar muy brevemente el proceso de diversificación que sufrieron las lenguas en este territorio.
En principio, la colonización por parte de España a América, trajo consigo la imposición del español como lengua oficial. Si bien hubo influencia de las lenguas aborígenes, estas últimas quedaron relegadas y reducidas, y sobreviven como El español como lengua oficial, a su vez, ha sufrido cambios propios de las comunidades lingüísticas en donde se desarrolló. En el artículo “Español latinoamericano o español para Latinoamérica” http://www.spanish-translator-services.com/espanol/articulos/espanol-latinoamericano.htm.encontramos un esbozo de las diferencias entre las diferentes variedades lingüísticas de América Latina y sirve como un primer acercamiento al tema que se desarrollará en cada uno de los países que figuran en este blog.
Si bien es una realidad que la lengua española se diversificó según las comunidades lingüísticas, la lengua estándar de América Latina es el castellano y, como tal, es el que rige para la corrección. En esa diversificación existen elementos de unión como la sintaxis, las normas ortográficas y la normativa. Las variantes están mayormente marcadas en los aspectos fonológicos, morfosintácticos y en el léxico. Un acercamiento más detallado del tema se realiza en http://www.salonhogar.com/espanol/lenguaje/lengua/zonas.htm.
En este blog se trata de identificar y sistematizar las lenguas habladas en algunos de los países de América Latina. La sistematización realizada no es una lista acabada de las lenguas existentes, sino que deja planteada la necesidad de conocer y respetar cada lengua como parte de las diversidades lingüísticas, culturales e históricas y la inquietud sobre las actitudes que se toman respecto de los denominados dialectos y sus hablantes.









BIBLIOGRAFÍA
• BOURDIEU, P. (1985). ¿Qué significa hablar? Madrid: Akal.
• CALVET, L. (1974). Lingüística y colonialismo. Breve tratado deglotofagia.Buenos Aires: FCE. (2002).
• DEMONTE, V. “Lengua estándar, norma y normas en la difusión actual de la lengua española”, en Circunstancia [en línea].Revista Electrónica Cuatrimestral -Año I – Número 1 – Abril 2003 Disponible en línea: www.ortegaygasset.edu/ circunstancia /numero1/
• GUMPERZ, J. (1982). “Contextualization conventions”. En Gumperz, J. Discourse strategies. Cambridge: Cambridge U. P. (Traducción interna de la Cátedra de Etnolingüística. Cuadernillo OPFyL Contexto).
• HYMES, D (1972). “Hacia una etnografía de la comunicación”, en Garvin, P. & Lastra de Suárez, Antología de estudios de etnolingüística y sociolingüística. México, UNAM, Instituto de Investigaciones antropológicas.
• HUDSON, R. (1981).La sociolingüística. Barcelona: Anagrama.
• MENDEZ, S. (2004). La gramática sistémico-funcional. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras.
• MONIZ BANDEIRA, L. “América latina o Sudamérica?”, en Clarín 16 de mayo de 2005.
• Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Am%C3%A9rica_Latina [consultado el 2 de febrero de 2009]




Según la teoría religiosa el comienzo de los idiomas
Se debió a que el hombre quiso alcanzar los cielos y en
Castigos por su rebeldía se crearon los idiomas confundiendo a los constructores.

Lengua auxiliar (en otros paises)

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Una lengua auxiliar o auxilengua es un idioma, construido o no, que se ha utilizado o pretendido utilizar como medio de comunicación entre grupos o individuos con distintas lenguas maternas. El inglés es la lengua auxiliar más extendida en la actualidad; el esperanto, el ido, la interlingua y la eurolingua son los idiomas más conocidos entre los que han sido creados como lengua auxiliar.
Tipos de lenguas auxiliares [editar]
Por sus orígenes y pretensiones, las lenguas auxiliares pueden ser de diversos tipos:
Idiomas dominantes [editar]
El griego clásico, el latín, el árabe, el español, el francés y el inglés, entre otros, se convirtieron, en diversas épocas, en lenguas auxiliares internacionales por la importancia que tuvieron los imperios en que se hablaban, importancia que con frecuencia transcendió a la existencia de los imperios mismos.
Lenguas literarias [editar]
El chino clásico, al igual que el latín clásico, son lenguas escritas que trascienden las diferencias dialectales. Del mismo modo, un marroquí y un iraquí, por ejemplo, pueden tener problemas para entenderse hablando en sus dialectos nacionales, pero ambos pueden recurrir a la lengua del Corán para ser comprendidos.
Lenguas nacionales normalizadas [editar]
El filipino, basado principalmente en el tagalo, y el bahasa indonesio, basado en gran parte en el malayo, son ejemplos de idiomas creados, aunque estén basados en idiomas preexistentes, como lenguas nacionales para permitir la comunicación en países en los cuales existen muchas otras lenguas y dialectos. Si bien el indonesio es un caso de una lengua casi totalmente creada, muchas otras lenguas nacionales buscan normalizar e imponer un "dialecto neutral de prestigio", basado, muchas veces, en el habla de la capital, con el cual se pretende la comunicación entre personas con dialectos distintos. El italiano es un ejemplo de ello.
Lenguas francas, sabires y lenguas criollas [editar]
Los sabires, también conocidos como pidgins o lenguas de contacto o de intercambio, son idiomas que surgen espontáneamente entre grupos de origen lingüístico diverso que necesitan comunicarse, generalmente cuando no existe una relación dominante de una de las lenguas. Estos medios de comunicación poseen reglas gramaticales muy básicas y combinan palabras de ambas lenguas. Las lenguas criollas, o creoles, suelen surgir en las situaciones de contacto antes descritas cuando se desarrolla una comunidad en el centro de contacto. Se cree que estos idiomas se presentan cuando los niños crecen en estas comunidades y aplican a los sabires reglas gramaticales innatas. El paso de un sabir a un criollo se conoce como criollización o creolización. Los sabires suelen ser lenguas de corta duración, ya que, tras una generación de contacto, se criollizan. Existen excepciones, sin embargo. En el Mediterráneo ha existido una comunidad de navegantes de orígenes lingüísticos diversos, que han mantenido un sabir llamado lingua franca hasta finales del siglo XIX.
Idiomas controlados [editar]
Los idiomas controlados surgen ante la dificultad lingüística que representan las lenguas naturales para los hablantes no nativos. Aunque haya un idioma dominante (p.ej. el inglés hoy en día), no todos los que lo utilizan entienden las sutilezas gramaticales o dominan el rico vocabulario del mismo, en gran medida porque lo han aprendido tarde o mal. Idiomas como Basic English, Simple English o el Special English de Voice of America, están todos basados en el inglés pero buscan distintos tipos de simplificaciones, tales como vocabularios reducidos (Basic English) o el uso de estructuras gramaticales sencillas (Simple English, Special English), y una pronunciación sencilla (Special English).
Estos idiomas suelen ser "lenguas de difusión" que no se utilizan para escribir obras literarias o científicas, pero que pueden alcanzar grandes audiencias.
Lenguas auxiliares internacionales [editar]
En la actualidad el inglés es la lengua auxiliar dominante. Esto se debe, principalmente, a la importancia económica de los Estados Unidos, que a su vez sucedió a la de Gran Bretaña. Este hecho ha provocado controversias. Muchos se oponen al dominio de facto del inglés por considerar que se trata de una forma de colonialismo cultural. En Derecho Internacional, ninguna lengua es reconocida como única lengua auxiliar universal, ya que Organismos como la ONU reconocen otras lenguas, además del inglés, como lenguas oficiales o de trabajo.
Dentro de las lenguas controladas, hay casos como el del Special English que parecen haber logrado su objetivo de ser "fáciles" para un amplio público que no es hablante nativo del idioma y de ser bastante utilizadas.
Por otro lado, las lenguas controladas basadas en el inglés derivan su éxito de la popularidad del inglés como lengua auxiliar internacional. Propuestas de utilizar un castellano o un francés simplificados, por ejemplo, no pasan de ser conjeturas del mismo nivel que las lenguas planificadas.
En cuanto a las lenguas planificadas, gozaron de gran popularidad en Europa entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Esta popularidad no sobrepasó, sin embargo, el uso del francés como lengua cultural y diplomática o del inglés como lengua de los negocios. Los partidarios de estas lenguas fueron perseguidos con el auge del nacionalismo entre guerras, ya que los movimientos y organizaciones internacionalistas eran condenados por los nazis, como, por ejemplo, la religión católica, los centros de enseñanza y cultura de la Alianza Francesa, etc.
Por otro lado, la situación dominante de los Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial afianzó el inglés, incluso en el bloque soviético.
La percepción de qué lenguas internacionales pueden ser más útiles varía según los países. Así, por ejemplo, en América, en los países que no son hispanohablantes, como Brasil o Estados Unidos, tiende a pensarse que el español es más importante que el francés, mientras que en África suele considerarse que el árabe, el francés, el inglés, el portugués o incluso el swahili pueden ser más útiles para un africano que el español. En Europa la tendencia general en la actualidad es que se estudien por lo menos dos lenguas extranjeras europeas en el bachillerato. En Asia muchas personas piensan que el conocimiento del chino o del japonés puede ser muy útil, etc. También puede variar en un país en el plazo de no muchos años. Así, en España, después de la Guerra Civil, muchas personas pensaban que la lengua del futuro sería el alemán porque creían que la Segunda Guerra Mundial iba a terminar con la victoria de las potencias del Eje. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial la lengua extranjera más estudiada en España fue el francés hasta finales de los años 60, principios de los 70, en que la lengua extranjera más estudiada pasó a ser el inglés. Con la entrada de España en la Unión Europea se planteó la conveniencia de estudiar, por lo menos, dos lenguas extranjeras, etc. En cambio, en otros países, como por ejemplo Portugal, el francés y el inglés son tradicionalmente obligatorios en el bachillerato, por lo que no hubo prácticamente ningún cambio en la segunda mitad del siglo XX, salvo que el latín pasó a ser optativo con el alemán, con la entrada de Portugal en la Unión Europea.
Lenguas nacionales y literarias [editar]
Tal vez la lengua planificada más exitosa es el idioma indonesio, que siendo la lengua oficial de la cuarta nación más populosa, es la segunda lengua para la mayor parte de una población de 230 millones de personas.
El bahasa indonesia, como también se le conoce en forma nativa, es una forma de malayo que ha sido normalizada y regulada y ha tomado aportes de otras lenguas indonesias.
En varios países se han creado idiomas oficiales nacionales basados en algún dialecto local. El filipino, basado en el tagalo, y el italiano, basado en la lengua toscana, son ejemplos de esto. Aun cuando estas lenguas son muchas veces normalizadas y controladas por alguna academia, se suelen considerar lenguas naturales y no idiomas artificiales.
Las lenguas nacionales suelen convertirse en lenguas auxiliares entre los pueblos de una nación, bien sea que utilicen dialectos de la lengua nacional, lenguas relacionadas o idiomas pertenecientes a otras familias. De esta forma, el español es la principal lengua auxiliar entre los pueblos indígenas de Hispanoamérica, o entre un gallego y un valenciano. Igualmente el italiano "nacional" (toscano) es la lengua de comunicación entre un napolitano y un piamontés.
Entre las lenguas literarias, el chino mandarín en China (también lengua nacional) y el árabe clásico o coránico en el mundo árabe, son las más extendidas.

El habla de los jóvenes y sus características

La Universidad Católica realiza todos los años un estudio a sus alumnos novatos para medir el vocabulario necesario para un nivel aceptable en los aspectos formales del discurso.

Un 51% de los 3.612 alumnos que en 2008 rindieron la prueba no utiliza adecuadamente el registro de habla formal, incorpora expresiones coloquiales en los textos o reitera términos cuando es posible utilizar sinónimos. Mientras que más de la mitad no utiliza correctamente las reglas ortográficas.

Esta situación se presentó tanto en egresados de colegios municipalizados como en ex alumnos de establecimientos particulares.

En ortografía, entre un 54% y un 60% de los evaluados desde 2003 queda por debajo de los niveles aceptables. Respecto del vocabulario, el porcentaje de reprobados fluctúa entre 30% y 50%, según el periodo.

Entre los deficientes, la tasa de alumnos egresados de colegios municipales es prácticamente equivalente a la de particulares pagados y subvencionados.


Los jóvenes norteamericanos que vienen a Chile en los típicos sistemas de “study abroad” para cursar un semestre, sudan la gota gorda al inicio porque no logran entender nada. Los pobres, piensan que llegan bien premunidos con el español aprendido en sus colleges y universidades y resulta que no, que tienen que reaprender buena parte de lo aprendido.

Chile parece ostentar una tradición lexicográfica importante. Se han publicado numerosos diccionarios de chilenismos desde el siglo XIX. La Real Academia de la Lengua ha aceptado palabras tales como lesear (realizar acciones disparatadas con el fin de entretenerse y molestar), condoro (torpeza grave y vergonzosa), churrín (braga, prenda interior) o una muy usada por estos lados, caguineo, relativo al que arma líos, generalmente mal entendidos. Quizàs màs de alguno sabrá que a los bebés, en Chile, se les llama “guaguas”, palabra usada en Cuba para los autobuses.

Hay un conjunto de términos cuya introducción se està evaluando para el 2010. Por ejemplo, estar “colgado” es quedarse desconcertado por algo que no se alcanza a comprender. “Dar jugo”, muy usado por los jóvenes chilenos, es hacer o decir cosas sin sentido o ridículas. El otro día, una alumna me explicaba que había dado “puro jugo” en un exàmen. Algo es “piola” cuando es discreto y amigable (aunque sospecho que esta palabra pudiera ser una importación argentina). Una persona “seca” es muy capaz y habilidosa. Alguien que la “lleva” es una persona destacada entre los de su misma clase, de forma que logra sobresalir. Se dice que alguien es “flaite” cuando su comportamiento es grosero y extravagante, rayando el mal gusto.

Variantes lingüísticas.

Definición de variante lingüísticas:
-Es una forma neutral de referirse a las diferencias lingüísticas entre los hablantes de un mismo idioma.

Existen 3 tipos de variantes la geográfica, la social, la situacional.

Variante geográfica:
- Los cambios de este tipo pertenecen a la variación diatópico y consisten en que existen variantes en la forma de hablar una misma lengua debidas a la distancia geográfica que separa a los hablantes.
-Ej: en España le dicen cerillas al objeto que en América se denomina fósforos.



Variante social:
-A este tipo de variaciones se les llama también diastráticas y comprenden todos los cambios del lenguaje producidos por el ambiente en que se desenvuelve el hablante. Factores como la clase social, la educación, la profesión, la edad, la procedencia étnica, etc.
Ej: se le dice pacos a los carabineros.




Variante situacional:
-Conocidas también como variaciones diafásicas, este tipo de variantes involucra cambios en el lenguaje a partir de la situación en que se encuentra el hablante.
Ej: Antiguamente se le conocía como catre ahora actualmente se le dicen camas.




Escrito por: PAULINA LIZAMA
MAXIMILIANO RAMIREZ
HUMANISTA

El habla de los jóvenes

A menudo en la televisión o en la radio analizan "cómo hablan los jóvenes". Y se equivocan... Enumeran palabras y actitudes que hace rato dejaron de ser "juveniles"... Los modismos cambian cada minuto, porque el lenguaje está vivo y nos ofrece muchos recursos. Además, es aburrido hablar siempre igual.
La palabra "joven" es bastante vieja. Viene del latín iuvenis y ha sido aplicada a millones de personas alguna vez. Jóvenes que luego fueron adultos y más tarde viejos... Entonces, si hablamos de "lenguaje juvenil" también deberíamos hablar de "lenguaje de los niños", "de los adultos", "de los viejos" (adultos mayores suena mejor).

Pero es un hecho que "los jóvenes" entregan muchas palabras nuevas a una lengua. Quizás porque también son quienes en mayor medida experimentan la necesidad de expresar ideas o sensaciones de manera distinta. Y como los adultos siempre tratan de copiarles, para acercarse, para sentirse ellos también un poco más jóvenes o para hacer programas de televisión... Se hace urgente crear palabras nuevas.

Los escritores suelen poner por escrito los modismos o las expresiones coloquiales. Pensemos en Julio Cortázar para los argentinos y entre los chilenos, Nicanor Parra, Oscar Hahn o Rodrigo Lira. ¿Por qué? Les habrá parecido eficaz, habrán visto que el modismo tenía alguna gracia. O se les ocurrió no más...

Aunque suene obvio, con el lenguaje el único problema es cuando no puedes comunicarte... Es decir, hablas de un modo tan específico o extraño que nadie te entiende. O sea, quedarse hablando solo: pelar el cable, rayar la papa. Que de repente se te apague la tele. ¿Se entiende? ¿Se entiende? ¿Qué es el lenguaje de los jóvenes? El lenguaje que todos quisieran hablar. Porque todos quisieran ser jóvenes. Juventud, divino tesoro. Qué frase más vieja.

lengua castellana‏

El castellano se extendió por la península durante la Baja Edad Media debido a la continua expansión del Reino de Castilla en este periodo: expansión militar en la llamada Reconquista y expansión político-diplomática con la incorporación a la Corona de Castilla de los reinos de León y Galicia con Fernando III de Castilla. La hegemonía política y militar de Castilla creció con la introducción de una dinastía castellana en la Corona de Aragón con Fernando I de Aragón que llevaría a la unión final peninsular con los Reyes Católicos. Esta hegemonía unida a la pujanza económica y social de Castilla hicieron del castellano una lingua franca en la Península Ibérica.[cita requerida]
En el siglo XV el castellano se había introducido en casi toda España y era ampliamente mayoritaria en regiones que no pertenecían originariamente a la Corona de Castilla como las actuales provincias de Teruel, Zaragoza o sur de Navarra.[cita requerida]. En 1492 el sevillano Antonio de Nebrija publicó en Salamanca su Grammatica, primer tratado de gramática de la lengua española, y también primero de una lengua neolatina europea.
Se estima que a mediados del siglo XVI el 80% de los españoles hablaban castellano.[39] En esa época ya había comenzado el reajuste consonántico, que significó la reducción del sistema de fonémico al pasar de seis consonantes sibilantes a sólo una o dos según la variedad.
La colonización de América, iniciada en el siglo XVI expandió el idioma español por la mayor parte del continente americano. Esta colonización fue una empresa exclusivamente castellana y los territorios americanos colonizados se integraban en la Corona de Castilla, por lo que fue la lengua de Castilla la que se usó desde el principio en la administración colonial. Tras conseguir la independencia los nuevos estados americanos iniciaron procesos de unificación lingüística que terminaron de extender el idioma español a través de todo ese continente, desde California hasta el Estrecho de Magallanes.
En España, la política de castellanización y consiguiente minorización del resto de lenguas vernáculas,[40] se inició en el siglo XVIII con Felipe V, dentro del proceso de construcción de un estado nación centralizado y unificado. Ya en 1792 aparece con éxito un periódico privado en castellano en Cataluña [41] , el Diario de Barcelona y en 1807 en Gerona (Diario de Gerona) y aún antes en ciudades también bilingües como Vigo o Bilbao.
El idioma español siempre tuvo numerosas variantes que, si bien respetan el tronco principal latino, tienen diferencias de pronunciación y vocabulario, como sucede con cualquier otra lengua. A esto hay que agregar el contacto con los idiomas de las poblaciones nativas, como el aimara, chibcha, guaraní, mapudungun, maya, náhuatl, quechua, taíno y tagalo, entre otros, que hicieron también contribuciones al léxico del idioma, no solo en sus zonas de influencia, sino en algunos casos en el léxico global.

¿Español o Castellano?



Esta lengua también se llama castellano, por ser el nombre de la comunidad lingüística que habló esta modalidad románica en tiempos medievales: Castilla. Existe alguna polémica en torno a la denominación del idioma; el término español es relativamente reciente y no es admitido por los muchos hablantes bilingües del Estado Español, pues entienden que español incluye los términos valenciano, gallego, catalán y vasco, idiomas a su vez de consideración oficial dentro del territorio de sus comunidades autónomas respectivas; son esos hablantes bilingües quienes proponen volver a la denominación más antigua que tuvo la lengua, castellano entendido como ‘lengua de Castilla’.
En los países hispanoamericanos se ha conservado esta denominación y no plantean dificultad especial a la hora de entender como sinónimos los términos castellano y español. En los primeros documentos tras la fundación de la Real Academia Española, sus miembros emplearon por acuerdo la denominación de lengua española. Quien mejor ha estudiado esta espinosa cuestión ha sido Amado Alonso en un libro titulado Castellano, español, idioma nacional. Historia espiritual de tres nombres (1943). Volver a llamar a este idioma castellano representa una vuelta a los orígenes y quién sabe si no sería dar satisfacción a los autores iberoamericanos que tanto esfuerzo y estudio le dedicaron, como Andrés Bello, J. Cuervo o la argentina Mabel Manacorda de Rossetti.
Renunciar al término español plantearía la dificultad de reconocer el carácter oficial de una lengua que tan abierta ha sido para acoger en su seno influencias y tolerancias que han contribuido a su condición. Por otro lado, tanto derecho tienen los españoles a nombrar castellano a su lengua como los argentinos, venezolanos, mexicanos, o panameños de calificarla como argentina, venezolana, mexicana o panameña, por citar algunos ejemplos. Lo cual podría significar el primer paso para la fragmentación de un idioma, que por número de hablantes ocupa el tercer lugar entre las lenguas del mundo. En España se hablan además el catalán y el gallego, idiomas de tronco románico, y el vasco, de origen desconocido.
Como dice Menéndez Pidal "la base del idioma es el latín vulgar, propagado en España desde fines del siglo III a.C., que se impuso a las lenguas ibéricas" y al vasco, caso de no ser una de ellas.

De este substrato ibérico procede una serie de elementos léxicos autónomos conservados hasta nuestros días y que en algunos casos el latín asimiló, como: cervesia > cerveza, braca > braga, camisia > camisa, lancea > lanza.
Otros autores atribuyen a la entonación ibérica la peculiar manera de entonar y emitir el latín tardío en el norte peninsular, que sería el origen de una serie de cambios en las fronteras silábicas y en la evolución peculiar del sistema consonántico.
Otro elemento conformador del léxico en el español es el griego, puesto que en las costas mediterráneas hubo una importante colonización griega desde el siglo VII a.C.; como, por otro lado, esta lengua también influyó en el latín, voces helénicas han entrado en el español en diferentes momentos históricos. Por ejemplo, los términos huérfano, escuela, cuerda, gobernar, colpar y golpar (verbos antiguos origen del moderno golpear), púrpura (que en castellano antiguo fue pórpola y polba) proceden de épocas muy antiguas, así como los topónimos Denia, Calpe.
A partir del renacimiento siempre que se ha necesitado producir términos nuevos en español se ha empleado el inventario de las raíces griegas para crear palabras, como, por ejemplo, telemática, de reciente creación, o helicóptero.
Entre los siglos III y VI entraron los germanismos y su grueso lo hizo a través del latín por su contacto con los pueblos bárbaros muy romanizados entre los siglos III y V. Forman parte de este cuerpo léxico guerra, heraldo, robar, ganar, guiar, guisa (compárese con la raíz germánica de wais y way), guarecer y burgo, que significaba 'castillo' y después pasó a ser sinónimo de 'ciudad', tan presente en los topónimos europeos como en las tierras de Castilla, lo que explica Edimburgo, Estrasburgo y Rotemburgo junto a Burgos, Burguillo, Burguete, o burgués y burguesía, términos que entraron en la lengua tardíamente.
Hay además numerosos patronímicos y sus apellidos correspondientes de origen germánico: Ramiro, Ramírez, Rosendo, Gonzalo, Bermudo, Elvira, Alfonso. Poseían una declinación especial para los nombres de varón en -a, -anis, o -an, de donde surgen Favila, Froilán, Fernán, e incluso Sacristán.
Junto a estos elementos lingüísticos también hay que tener en cuenta al vasco, idioma cuyo origen se desconoce, aunque hay varias teorías al respecto. Algunos de sus hábitos articulatorios y ciertas particularidades gramaticales ejercieron poderosa influencia en la conformación del castellano por dos motivos: el condado de Castilla se fundó en un territorio de influencia vasca, entre Cantabria y el norte de León; junto a eso, las tierras que los castellanos iban ganando a los árabes se repoblaban con vascos, que, lógicamente, llevaron sus hábitos lingüísticos y, además, ocuparon puestos preeminentes en la corte castellana hasta el siglo XIV. Del substrato vasco proceden dos fenómenos fonéticos que serán característicos del castellano.
La introducción del sufijo -rro, presente en los vocablos carro, cerro, cazurro, guijarro, pizarra, llevaba consigo un fonema extravagante y ajeno al latín y a todas las lenguas románicas, que es, sin embargo, uno de los rasgos definidores del sistema fonético español; se trata del fonema ápico-alveolar vibrante múltiple de la (r).
La otra herencia del vasco consiste en que ante la imposibilidad de pronunciar una f en posición inicial, las palabras latinas que empezaban por ese fonema lo sustituyeron en épocas tempranas por una aspiración, representada por una h en la escritura, que con el tiempo se perdió: así del latín farina > harina en castellano, pero farina en catalán, italiano y provenzal, fariña en gallego, farinha en portugués, farine en francés y faina en rumano; en vasco es irin.


La lengua árabe fue decisiva en la configuración de las lenguas de España, y el español es una de ellas, pues en la península se asienta durante ocho siglos la dominación de este pueblo. Durante tan larga estancia hubo muchos momentos de convivencia y entendimiento. Los cristianos comprendieron muy pronto que los conquistadores no sólo eran superiores desde el punto de vista militar, sino también en cultura y refinamiento.

De su organización social y política se aceptaron la función y la denominación de atalayas, alcaldes, robdas o rondas, alguaciles, almonedas, almacenes. Aprendieron a contar y medir con ceros, quilates, quintales, fanegas y arrobas; aprendieron de sus alfayates (hoy sastres), alfareros, albañiles que construían zaguanes, alcantarillas o azoteas y cultivaron albaricoques, acelgas o algarrobas que cuidaban y regaban por medio de acequias, aljibes, albuferas, norias y azadones.
Influyeron en la pronunciación de la s- inicial latina en j- como en jabón del latín 'saponem'. Añadieron el sufijo -í en la formación de los adjetivos y nombres como jabalí, marroquí, magrebí, alfonsí o carmesí. Se arabizaron numerosos topónimos como por ejemplo Zaragoza de "Caesara(u)gusta", o Baza de "Basti". No podría entenderse correctamente la evolución de la lengua y la cultura de la península sin conceder al árabe y su influencia el lugar que le corresponde.